Una mudanza de un país a otro siempre afecta las vacaciones: en nuestro
caso, en lugar de descubrir algún país lejano en noviembre-diciembre, nos fuimos
de vacaciones, más breves, dentro de Europa durante nuestro verano. Y como un
antiguo compañero de trabajo de mi pareja Gonzalo se había comprado una cabaña
en una zona de esquí en Suecia hace un par de años, y nos había invitado ya a
utilizarla durante el verano, decidimos aprovechar su oferta.
La cabaña resultó ser toda una casa de campo en la provincia de Jämtland, a
aproximadamente 500km al norte de Estocolmo. En invierno uno puede equiparse de
esquíes al lado de la cabaña y bajar las cuestas de la zona de esquí de Klövsjö
skidomrade; en verano uno puede
disfrutar de las vistas grandiosas desde lo más alto de unas pistas negras, a 5
minutos de la cabaña.
Pero también para aficionados a la cerveza es una región interesante. En el
pueblo de Klövsjö, a pocos minutos en coche, se encuentra la cervecera “más
secreta” de Suecia. Efectivamente, la Klövsjö
Gardsbryggeri (cervecera de granja de Klövsjö) en corto es… ¡kgb! Lo
habíamos visto en la publicidad de la cervecera, como la indicación original
para llegar a la cervecera (ver foto); sólo nos dimos cuenta de la cantidad de
referencias al hablar con el propietario y cervecero Jan Zakrisson.
Jan nos cuenta que
lleva más de 20 años produciendo su cerveza casera, como hobby brewer. Cuando sus padres se jubilaron como granjeros de
vacas lecheras, decidió no continuar la actividad de sus padres y utilizar el
establo donde estaban las vacas para hacer cerveza a una escala más grande.
Para eso, transformó los recipientes de esterilización de la leche en
recipientes para cocer y fermentar la cerveza.
Antes de embotellar las 12
cervezas que produce hoy en día, éstas reposan el tiempo necesario en unos
recipientes originarios del norte de Inglaterra, Porter-Lancastrian tanks, en la bodega – ¡qué frío! - del establo.
Al principio quería llamar a su cervecera Oppistuggu, el nombre de la granja, pero
ya existía una cervecera con este nombre en Escandinavia; por cierto, el
símbolo original (una vaca que vuela, de una canción típica sueca) se mantiene
en la etiqueta de su primera cerveza, a saber, la Fjall-Kooler. Otras cervezas
sí recibieron un nombre que tiene que ver con el otro sentido de “kgb” : Bond –
Nirvana y también la weissbier y la saison. La etiqueta de la saison muestra un perfil de una mujer, Mata
Hari, y da su nombre clave : l´oeil du
jour, mientras que la weissbier se llama Onkel, el nombre clave de la espía
alemana Erika Wendt, que estuvo activa en Suecia durante la segunda guerra
mundial. La etiqueta muestra la cara de una de las pocas fotos suyas de la
época. Las etiquetas de todas las cervezas muestran además la forma del tejado
de la sede de la kgb, en Moscú, y la mano típica.
Desde hace unos pocos años, la cervecera también
tiene un restaurante donde el yerno mejicano ofrece recetas de su país de
origen con materia prima de su país de adopción. Se hacen y se combinan con las
cervezas del suegro. No está abierto todo el año, sólo entre junio y septiembre
durante el verano, y también abre en la temporada de invierno. Fuimos por
primera vez a mediodía y repetimos otra vez por la noche : como es costumbre en
Suecia, un mismo restaurante suele ofrecer un menú y un servicio más elegante
(con el precio “acorde”) por la noche. En el caso de HumleLiret (el nombre del
restaurante de la cervecera kgb) no es diferente. A mediodía comimos unos burritos
de reno y unos tacos de ternera y bebimos una weissbier y una tripel.
La segunda vez cenamos platos más elaborados: un pastel azteca vegetariano con
queso de la quesería local y una trucha arcoíris glaseada con un chutney de mango.
Esta vez lo combinamos con una Belgian
strong blond ale y una saison, y
las combinaciones me parecieron mejores. La Belgian
strong blond ale además combinaba perfectamente con el postre que habíamos
pedido, a saber, un camembert – también de la quesería local – asado con un kaviar de miel.
Finalmente deciros que igual veis al cervecero Jan este otoño… ¡sí, el cervecero prevé hacer el camino
francés de Santiago en octubre! ¡Invitadlo a una buena cerveza si fuera el
caso!
Muchísimas gracias por compartir tu interesantísima historia, Ilse. Me ha gustado mucho. Tremenda envidia el viaje, las cervezas y también esa cena que os disteis como homenaje. Un saludo y nos seguimos leyendo!
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